Las flores, en verano ¡a miles!
El universo creó el verano sólo para darnos las flores.
A veces pienso que es así mismo. Que quien realmente conquista el verano son las flores. Y es que si la primavera ha sido compasiva y entre días de sol a habido también días de lluvia, se llega al mes de junio con unos bosques chispeantes de colores.
panoramica de la Sierra del Port del comte y mirador del Codó.
Si, es cierto que antes de junio ya se ven muchas flores, pero algunas de ellas esperan el solsticio de verano para decir «¡Eh! ¡Que ya estamos de vuelta!” En casa, tenemos un cactus que sobrevive a las nevadas, resguardado entre paredes, creciendo de manera espectacular hacia el cielo, y siempre florece puntualmente al inicio del verano. Sus flores son grandes como la mano pero de vida corta. Hay que admirarlas intensamente porque en 24 horas se marchitan y hasta el próximo año no las volvemos a ver.
¿Quién te enseñó a amar las flores?
Me pregunto, si las flores son sólo cosa de mujeres. En mi entorno familiar, quien siempre me dice «niña, sale al balcón, mira qué bonita tal flor …» y quien me enseñaba a hacer ramilletes para mama, era la abuela.
Y la “padrina” (la otra abuela), también me enseñaba algunas cosas de ellas. Ella elaboraba un ungüento con alcohol y flores de lavanda para hacerse friegas en las piernas, en los días que se las encontraba más pesadas. Porque hay que tener en cuenta, que esto de «tengo hora al fisio» o «voy a hacerme un masaje», era algo inimaginable en sus vidas, y los remedios caseros, heredados de generación en generación o entre vecinos eran su manera de aliviar los dolores.
ramo de flores silvestres
¿Y qué os tengo que decir del agua de tomillo ?. Excelente antibiótico natural. En casa todavía hacemos alguna sopa de tomillo. También de se puede infusionar y utilizar el agua y hacer gárgaras para el dolor de garganta o para desinfectar la boca.
La abuela, también me enseñó un vicio. Uno bueno, con medida, claro. Resulta que hay unas florecíllas lilas, de las que no recuerdo el nombre, que se comen los pétalos. Dulces como la miel. Cuando me encuentro una de ella no puedo evitar comerlas. Todas no … es importante compartir. Dejo algunas de ellas para las abejas, que bastantes preocupaciones tienen.
Ya ves, que en mi mundo, quién más aprecia las flores, la belleza y sus usos, son las mujeres. Y regalar …. ¿ quién regala flores a quién? La ecuación suele ser: mujer regala a mujer; mujer se auto-regala flores; o, con un poco de suerte, hombre regala a mujer.
Pero decidme, ¿cuántas de nosotras regalamos flores a los hombres? Ya os digo que yo no. Y es que normalmente, los hombres no las aprecian tanto como nosotras. Seguro que si los bosques, terrazas y balcones, fueran estériles de flores, entonces las echarían de menos, pero cuando están, no saben disfrutarlas lo suficiente. Bueno, tal vez hay alguno que si, no se puede poner a todo el mundo en el mismo saco. Pero para los que muestran poco interés, déjame decirles algo: ¡debéis estar más al loro! ¿que no véis sus formas curiosas? ¿ sus colores vivos? ¿sus texturas?
¡Prodigios de la naturaleza que magnifican la belleza de los veranos!
Y en los alrededores de Cal Calot, ¿qué flores vas a encontrar?
Pues si la primavera ha sido buena, y el verano también, vas a encontrar montones. De tomillo, lavanda y las de los pétalos lila -que no recuerdo su nombre -, te aseguro que vas a encontrar.
También muchas otras; romero, árnica, botones, alguna orquídea silvestre, manzanilla …. No soy una experta en flora, ya me gustaría. Y aún teniendo algún manual, no me fío bastante de mi criterio. Prefiero fiarme de lo que tengo conocido o de algún experto o buen conocedor del tema.
Espero algún día, tenga suficiente tiempo para dedicarme a hacer algún curso de usos y remedios naturales con ellas.
¿Y tu? ¿Qué sabes de las flores y plantas?
Si eres experto/a en el tema, anímate a organizar un “finde” rural a Cal Calot, con la familia o amigos. Podrás poner en práctica tus conocimientos y dar a conocer tu pasión al resto del grupo.
«ditets de la Mare de Déu»
¡Si duda alguna, seria una verano para recordar!